Me encantan los momentos de
asamblea con mis alumnos.
Es ahí donde suceden las cosas importantes, donde se
“mueve” todo y donde se pone en marcha el “pulsómetro” de mi clase. Su forma de pensar, sus preocupaciones, sus intereses, sus
quereres… Todo aflora en este rincón del aula.
Susana: ¿De qué queréis hablar hoy?
José: de Dios.
Susana: ¿De Dios?, ¿Y qué quieres contar de Dios?
José: Pues que un día me dolía la cabeza y Dios me curó.
Susana: ¡Ah!, ¿Pero Dios existe?, ¿Quién es?
Zayra: ¡Pues claro que existe! Pero no se ve, sólo con el
corazón se ve a Dios.
Nicolás: Es verdad, nadie lo ve.
Candela: Yo no lo he visto pero con el corazón sí se
puede ver, con los ojos no.
Endika: Pues yo lo he visto en la iglesia, en la galleta.
Es una galleta que te dan
cuando haces la comunión.
Zoubair: Creo que Dios no
existe, porque yo nunca lo he visto, ni con el corazón ni con nada.
Nisrine: Dios existe, pero
no sé si tiene nombre. Los pequeños y los de siete no saben, pero mi madre sí
le reza a Dios.
Zoubair: Pues mi madre es
musulmana como tu madre.
Alba: Mira, Dios existe para
mi.
José: Que sí, y hace
milagros.
Endika: Si Dios no existiese
no existiría nadie.
Ana: Dios existe porque él
inventó a los humanos.
Stefan: Dios lo hizo todo.
Cristian: La Tierra tampoco
existiría.
Adriana: Mira, Dios no
existe porque no lo vemos, y ya está.
Endika: Yo he visto una
película de muchos dioses en Egipto. Y había una guerra y mataban a los bebés y
a un bebé lo metieron en una cosa y lo echaron al río. Después, un egipcio, que
ya tenía un hijo, lo cogió y creyó en Jesús.
Carmen: Jesús es el hijo de
Dios y de María y entonces, Dios es el padre de Jesús.
Zoubair: En Marruecos, Jesús
no existe, ni ese padre, ni el demonio.
Cristian: El demonio existe
y hace cosas malas y se los lleva al infierno.
Zayra: El diablo lo que hace
es que la gente crea que no existe Dios.
José: El demonio sí que
existe porque mi tía una vez me castigó en mi habitación y yo me salí para
beber agua y me pillé los dedos con la puerta, y ese fue el demonio.
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Adriana no cree en Dios porque no lo ve... Y se dibuja a ella misma. |
Stefan: Yo quiero estar con
Dios.
Endika: Yo me sé el Credo (y
lo recita completo).
Daniela: Yo creo en Dios
porque lo importante no es verlo, es verlo con el corazón.
Pablo Martínez: Yo creo en
Dios porque sí.
Stefan: Yo cierro los ojos y
veo a Dios y yo no lo sé qué me dice.
Rafa: Yo creo en Dios y no
sé por qué.
Zayra: Para eso no vayas a
clase de religión con Emilio. Oye Susana... ¿Y por qué estás escribiendo todo el rato? ¿Estás escribiendo lo que decimos? ¿Te parece gracioso?
Todos: ¡Ja, ja, ja! Se oye: ¡Dios sabrá lo que escribe!
De esta conversación tan "trascendente" se desprende cómo los niños de esta edad, de unos seis o siete años, construyen sus nociones religiosas. Nociones de difícil constructo por lo abstracto y complejo. Con todo, a lo largo de su desarrollo, el niño va elaborando una representación de las creencias religiosas, que por supuesto, van a depender de las de su entorno, tanto de la influencia de los adultos como de su actividad constructiva a partir de elementos fragmentarios y datos aislados que recibirán, seleccionarán y organizarán. Parece que cogen ideas contrapuestas, ideas de aquí y de allá... Algo muy normal si contamos con la insuficiencia de sus instrumentos intelectuales.
Después del debate, en el que también hicieron alarde de su habitual sentido del humor, les invité a dibujar a Dios. Estos son algunos de los dibujos en los que apreciamos como van construyendo estas creencias espirituales, la forma de flotar de Dios en el cielo, elementos característicos de las religiones como cruces, coronas... y la extendida creencia de que Dios "tiene barba".
Susana Paredes (Tutora de 2º de Primaria en el C.E.I.P. El Tossal de Alicante)
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