¿Sabéis que en nuestro sistema nervioso central conviven
tres cerebros?
Al primero de ellos le hemos llamado el cerebro cocodrilo, pues es el que poseen los reptiles. El cerebro
cocodrilo es instintivo. Actúa. Su principal función es garantizar la
supervivencia por medio de dos acciones: atacar o huir.
Después se desarrolló el cerebro mamífero: la parte afectiva, las emociones y los
sentimientos.
Por último, se desarrolló el cerebro humano, permitiendo la comprensión y el razonamiento. ¡Es
gracia a él que podemos resolver nuestros problemas hablando!
Durante el desarrollo de este proyecto hemos aprendido a
identificar en qué situaciones se activa nuestro cerebro cocodrilo (por ejemplo,
cuando nos peleamos) o nuestro cerebro mamífero (por ejemplo, cuando un amigo
se enfada con nosotros y nos sentimos muy tristes).
Pero… ¿qué podemos hacer para que el cerebro humano controle
a los otros dos? Los niños y las niñas de segundo ya sabían todo esto y nos lo
han explicado a los de primero.
Nos han ayudado a seleccionar estrategias para ayudar a un
amiguito o una amiguita que se encuentra en “modo cocodrilo” o “modo mamífero”,
y las hemos recogido todas en una rueda que tenemos en clase. Algunas de ellas
son: hacerle reír, dejarle solo o sola, …
También hemos aprendido cómo volver a nuestro cerebro humano
cuando nos encontramos en “modo
cocodrilo” o “modo mamífero”. Algunas de nuestras estrategias son leer,
jugar con las botellas de la calma, dibujar formas con nuestros dedos en arena
y purpurina…
¡Pero volver a nuestro cerebro humano no es tan fácil!
Es por ello que en nuestras clases hemos creado un lugar
mágico. Es un lugar donde nos sentimos seguros. Un lugar en el que encontramos
todo lo que necesitamos para volver a nuestro cerebro humano: rotuladores para
dibujar, libros para perdernos en cualquier aventura, un par de sillas para
conversar con una amiguita o un amiguito…
Los niños de segundo ya teníamos nuestro rincón animador, y
los de primero hemos creado el rincón de la calma, los rincones más mágicos de
nuestras clases.
Ahora entendemos que en ocasiones las personas nos dejamos
dominar por nuestra parte más primitiva: los instintos. También hay veces en
las que nos dejamos llevar por nuestras emociones o nuestros sentimientos. Sin
embargo, somos humanos y tenemos la capacidad de pensar y controlar nuestras
emociones y nuestros instintos.
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